jueves, 30 de noviembre de 2017

OBESIDAD INFANTIL

La organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud. Si hablamos de obesidad en edades comprendidas entre cinco y 19 años, y acudimos a estudios recientes, veremos que, lejos de decrecer, en los últimos 20 años se ha multiplicado por diez.

Esta situación nos aboca a un escenario dramático por las consecuencias que se derivan del hecho descrito, tanto a nivel de salud como económico y, como consecuencia, el aumento de los presupuestos de los Sistemas Sanitarios.



Todos estos datos corroboran que estamos ante un panorama poco alentador, que habrá que analizar para posteriormente tomar medidas que nos encaminen más pronto que tarde a ir erradicando esta pandemia del siglo XXI.

¿Qué causas inciden en el sobrepeso y la obesidad infantil? Este sería un primer interrogante a clarificar y un primer diagnóstico que nos ayudaría a presentar propuestas y medidas dirigidas a mejorar la actual situación.

La mayoría de los estudios realizados sobre esta materia hablan de una diferencia calórica entre la ingesta y el gasto y, por tanto, son varios los factores que influyen en el aumento del sobrepeso, de un lado un cambio nutricional que ha provocado un aumento de la ingesta hipercalórico con abundantes grasas saturadas y azúcares, en detrimento de una alimentación con más vitaminas y minerales. En definitiva, una alimentación más saludable.

Del otro lado, una clara tendencia en la disminución de la práctica de la actividad física deportiva motivada en muchos de los casos por las nuevas tecnologías audiovisuales, TV, Internet..., que, unido a un urbanismo más agresivo (se juega menos en la calle) y unos cambios en el modelo de transporte, han hecho que el niño y el adolescente hagan una vida más sedentaria.

Vemos pues la problemática y la solución a la larga se debiera dar con políticas activas, multisectoriales, multidisciplinares y desde los distintos ámbitos. El objetivo ha de ser la transversalidad entre Medio Ambiente, Educación, Sanidad, Urbanismo, etc.

Desde esta misma tribuna, en varias ocasiones, he reflexionado sobre esta temática y las posibles alternativas o soluciones y siempre he manifestado que cualquier campaña que difunda y profundice en todos los aspectos que rodean a la obesidad es buena y es un primer paso que sensibilizan y conciencian a la sociedad. Pero no pueden quedar solo en eso, sino que coordinadamente y en paralelo se deben implantar una batería de mediadas que den respuestas al diagnóstico, por otra parte muy definido.

Se debiera tender a regular el mercado de alimentos y bebidas poco saludables, legislando los procesos de distribución y comercialización de los alimentos, penalizando los no aconsejables y favoreciendo y fomentando hábitos nutricionales saludables.

Tiene una importancia vital que desde la propia Comunidad Educativa en primaria se amplíe el horario de Educación Física a un mínimo de tres horas semanales en horario lectivo y se potencie la actividad físico deportiva en horario extraescolar en el propio centro o en instalaciones deportivas municipales. Todo ello será inviable si no trabajan conjuntamente las instituciones públicas y preferentemente la Local y Autonómica.

No es una tarea fácil, la luz de alarma se ha encendido nuevamente y es el momento de pasar del discurso a los hechos y hacerlo transversalmente con todas las administraciones y en conjunción con el sector civil. Ésta será la única manera de conseguir resultados y de revertir la actual situación.

(Antonio Montalvo de Lamo, experto en deporte municipal y paralímpico. Vía Diario Marca)

jueves, 23 de noviembre de 2017

LA ACTIVIDAD FÍSICA ESTÁ INFRAUTILIZADA EN LA QUIMIOTERPIA


Alejandro Lucía (León, 1965) es médico, investigador en Fisiología del Ejercicio por la Universidad Europea de Madrid y coordinador del trabajo que se llevó el primer premio nacional de Investigación en Medicina del Deporte que entrega la Universidad de Oviedo. En él, su equipo multidisciplinar demuestra los beneficios del ejercicio físico en niños con tumores sólidos.


¿Cómo surge este proyecto?

-Antes habíamos trabajado en otro sobre los beneficios de la actividad física en niños con leucemia, un cáncer con un alto grado de supervivencia. La agresividad de los tratamientos les provocaba efectos secundarios como "fatiga, propensión a padecer obesidad, debilidad muscular y cardiopulmonar". Incluimos en la fase de tratamiento ejercicios de fuerza pautados (pesas, prensas en piernas y pecho) que les hizo ganar fuerza muscular de forma rápida, lo que les mejoró la autoestima. Ahora quisimos comprobar los beneficios en menores con tumores sólidos; esto es, aquellos que requieren un tratamiento más agresivo y su pronóstico es muchas veces peor.


¿Cuáles?

-Cáncer de huesos, de músculos, del sistema linfático a veces con extirpación de una pierna... Ha sido más complejo, porque en algunos casos estaban aislados, sin defensas, pero lo que hemos demostrado es que ese gasto adicional de energía no les afecta a su sistema inmune. El ejercicio es factible, no tiene riesgos y mejora su fuerza muscular.

¿Cuántos han sido los niños que han participado?

-Veinticuatro, en el grupo de ejercicios, y veinticinco en el de control, los que seguían el tratamiento habitual. La edad media era de diez años. El primero hacía actividad física tres veces a la semana durante la fase de tratamiento, que dura unos cuatro meses de promedio. Iban al gimnasio o los realizaban en su habitación en la fase de neutropenia, incluso tumbados en la cama si era necesario.

¿Y cuál fue el resultado?

-Todos mejoraron. Eso no quiere decir que se curen necesariamente, pero sí que el tratamiento es mejor. Ganan en vitalidad y calidad de vida.

¿Qué conclusiones extrae?

-El uso del ejercicio físico está infrautilizado durante la quimioterapia. Es surrealista que no se emplee en más casos, porque, de forma pautada, es complementario al tratamiento. En cada hospital debería haber una máquina de fuerza y más licenciados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que colaboren con los oncólogos. Deberían trabajar más unidos para hacer del sistema sanitario español, que ya de por sí es muy bueno, lo mejor. Nunca es demasiado pronto ni tarde ni se está tan grave para no prescribir ejercicio personalizado.

jueves, 16 de noviembre de 2017

EL PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA, EL PRIMER AGENTE DE SALUD PÚBLICA

"La asignatura de Educación Física debería servir para ofrecer herramientas a los alumnos para que fuera del ámbito escolar puedan hacer actividad física de una forma segura y placentera"





¿Ha cambiado el papel del profesor de Educación Física?

Mi perspectiva es que no ha cambiado nada con respecto a lo que era hace 20 años. No obstante, con la evidencia científica disponible, el profesor de educación física puede jugar un papel determinante en la salud presente y futura de los alumnos. Es necesario un cambio de perspectiva. Podemos convertirnos en agentes de salud.


¿Qué beneficios aporta a los alumnos y alumnas la asignatura de Educación Física?

La asignatura de Educación Física puede aportar múltiples beneficios. En primer lugar, la evaluación de la condición física relacionada con la salud que se hace en la escuela puede servir de primer screening para detectar si hay un perfil cardiovascular no favorable. Además, la asignatura de Educación Física debería servir para ofrecer herramientas a los alumnos/as para que fuera del ámbito escolar puedan hacer actividad física de una forma segura y placentera. Por último y no menos importante, la asignatura de Educación Física debería aportar conocimientos sobre la importancia de mantener un estilo de vida físicamente activo para la prevención de las enfermedades más prevalentes del siglo XXI.


¿Es el profesor de Educación Física el primer agente de salud pública?

El profesor de Educación Física puede ser el primer agente de salud si hace las evaluaciones pertinentes y las utilizas de forma adecuada. La Comisión Europea financió un proyecto cuyo objetivo fue el de crear una batería de condición física relacionada con la salud en niños y adolescentes, basada en la evidencia, y cuyos test fueran válidos, fiables, seguros y fáciles de realizar en contexto escolar y que además fueran comparables en todos los países miembros de la Unión Europea. Se trata de la batería ALPHA. Utilizar esta batería con criterio nos puede dar una información sobre el estado de salud del alumno muy interesante y clínicamente relevante. Tal y como se ha puesto de manifiesto en numerosos estudios científicos, el hecho de que el niño no alcance los niveles mínimos de condición física relacionada con la salud está directamente relacionado con un perfil cardiovascular y metabólico menos saludable y en algunos casos patológico. La identificación precoz de esta situación puede servir para actuar con premura y de forma coordinada médico y profesional en ciencias del deporte.

¿Debería existir un binomio entre el centro escolar y la comunidad médica?

Debería existir una colaboración muy fluida entre estos dos ámbitos. Desde las escuelas se pueden prevenir muchos de los problemas que los clínicos están observando desde las primeras etapas de la vida. La inversión en prevención es mucho más barata y efectiva que la inversión en curar enfermedades. No podemos olvidar que el origen de la enfermedad cardiovascular está en los primeros años de vida, de tal forma que una actuación precoz es el mejor tratamiento. La Educación Física debería adquirir un papel fundamental en este sentido. Pero nuestro potencial de actuación con 1 o 2 horas a la semana está muy limitado.


Jonatan Ruiz Ruiz (Doctor en Fisiología del Ejercicio y miembro del Comité de Expertos del área de Deporte y Salud del Consejo Colef. Investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Granada) (Vía Consejo Colef)

jueves, 2 de noviembre de 2017

¡CASTIGADO SIN DEPORTE!

"¡Castigado sin deporte! ¿Has pensado que puede ser un error más que un castigo?"

A quién no le han dicho alguna vez eso de: "castigado sin entrenar". Pero, ¿por qué se elige esta alternativa a la hora de buscar un castigo para los más pequeños? La respuesta que más me encuentro es esta: "Le castigo con el fútbol porque le duele", pero no se trata de que duela. El aprendizaje no va de la mano del dolor, lo que buscamos es que aprendan y tomen conciencia de sus responsabilidades. ¿Ganamos algo con esto o perdemos todo?



El castigo es un proceso de prohibición que suele utilizarse con aquellas actividades que los niños adoran, por lo que resulta más fácil y cómodo para los padres, ello provoca la falsa idea de que así pueden sentar precedentes más rápido.

Los niños que practican deporte a menudo ven como sus castigos los privan de realizar una actividad saludable, en la que adquieren unos compromisos y unas responsabilidades con ellos mismos, pero también con sus compañeros. Estos castigos tienen un breve impacto temporal, pero no consiguen el aprendizaje que se busca.

Si no conocen las consecuencias de sus conductas es complicado que se hagan responsables de ello, por eso es importante hacerles conocedores con anterioridad de lo que conlleva no cumplir con sus compromisos para que estén preparados y puedan movilizar sus recursos.

Los beneficios del deporte ya sabemos que son múltiples, entre ellos favorece la memoria algo que beneficia al estudio y además forman parte del proceso integral de formación y desarrollo del niño.

Es importante tener presente que el deporte es una gran fuente de autoestima donde se fortalecen y desarrollan. Castigar privándoles de ello significa quitarles un punto de apoyo y refuerzo fundamental en esta etapa.

Apartarlos de la práctica deportiva por castigo es alejarles de todo lo bueno que reciben de esta práctica. Además, el compromiso que adquieren puede verse mermado ya que así les estamos transmitiendo que podemos incumplirlo con facilidad.

Debemos buscar otras fórmulas para que puedan aprender sin perjudicar su desarrollo y cumplan así con sus obligaciones sin eliminar el compromiso que tienen son su deporte, teniendo en cuenta que el tiempo que requiere la práctica deportiva es compatible con las obligaciones extraescolares.

  1. El castigo debe ser usado de manera excepcional.
  2. No sobrecargar a los niños de actividades extraescolares para que no se agobien y les cueste cumplir con sus responsabilidades.
  3. Ayudar a los niños a planificarse el tiempo y generar rutinas de estudio, eso les ayudará a organizarse y tener tiempo para todo.
  4. Hablar con ellos y que conozcan las consecuencias que tienen determinadas conductas para que puedan responsabilizarse y anticiparse.
  5. Las actividades deben complementarse, no es necesario quitar unas para reforzar otras.
  6. Es importante que aprendan a priorizar para que valoren qué actividades son importantes y cuáles no, lo mismo que les ayude a conocer qué actividades le exigen más tiempo que otras.
  7. Ser ejemplo en la gestión del tiempo y en vuestra planificación para que tengan una referencia.
  8. No quites el deporte, quita algo que se ha conseguido por méritos. Eso también tendrá un impacto pero en cambio no provocará un desequilibrio.
  9. Reforzar y reconocer los avances que haga en su planificación por pequeños que sean es vital, motivarles a seguir creciendo es la base.


¿Qué mensaje estamos dando y qué mensaje queremos dar? Recordad que el deporte es salud y eso hay que potenciarlo no anularlo.


Lorena Cos San Higinio (Licenciada en psicología. Máster en Psicología de Alto Rendimiento y Coaching Deportivo) (www.lorenacos.es